domingo, 12 de julio de 2015

De faisanados

Si en nuestro imaginario fuésemos el ave,
si pudiésemos contemplar todo el tiempo en un instante,
todo el dolor y alivio,
todo el amor y odio.
Presenciar el inicio y final en un momento simultáneo
¿Qué veríamos?
¿Nos aferraríamos a lo transcurrible
o nos abandonaríamos a lo inevitable?
Si nuestro canto aunara la vida,
lo hermoso del fin, lo horrendo del comienzo,
lo doloroso de partir tras largo camino,
lo desesperanzado del tropiezo
¿Lo entonaríamos?
Viviríamos en ese saber
de la pluma cayendo al instante de nacer.

   

                                                       Tobías Leiro

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